Los datos más recientes del informe PISA, publicado en 2024, muestran que los estudiantes españoles obtuvieron una puntuación media de 486 puntos en competencia financiera, 12 puntos por debajo de la media de la OCDE (498 puntos), lo que sitúa a España en una posición intermedia dentro de los países evaluados, donde aproximadamente el 17 %…
Los datos más recientes del informe PISA, publicado en 2024, muestran que los estudiantes españoles obtuvieron una puntuación media de 486 puntos en competencia financiera, 12 puntos por debajo de la media de la OCDE (498 puntos), lo que sitúa a España en una posición intermedia dentro de los países evaluados, donde aproximadamente el 17 % de los estudiantes no alcanzan el nivel básico de rendimiento (Nivel 2) y solo el 5 % alcanza el nivel más alto (Nivel 5).
La educación financiera sigue siendo una herramienta esencial para que las personas puedan tomar decisiones informadas, construir su futuro económico y contribuir a una sociedad más libre y estable. Entender cómo funciona el dinero, qué implica endeudarse, invertir o ahorrar, no es un conocimiento reservado a unos pocos: es una necesidad común en un mundo donde cada vez usamos más tecnología para gestionar nuestras finanzas. Y, en esa necesidad de seguir acercando la educación financiera, el ecosistema FinTech juega un papel clave. Con motivo del Día de la Comunicación Financiera 2025, la Asociación Española de FinTech e InsurTech (AEFI) y sus asociados recuerdan su compromiso de la industria a la hora de facilitar el acceso a los servicios financieros, pero también a la hora de enseñar a utilizarlos con criterio, responsabilidad y confianza.
La AEFI destaca cinco maneras en las que el FinTech contribuye activamente a mejorar la educación financiera en España:
Hace apenas una década, abrir una cuenta o invertir en un fondo era un proceso largo, lleno de papeleo y, en muchos casos, limitado a quienes vivían cerca de una oficina bancaria. Hoy, gracias al FinTech, cualquier persona puede hacerlo desde su móvil en cuestión de minutos. Una democratización del acceso que ha supuesto en revolución silenciosa.
Pero es que además de acercar los servicios financieros, las plataformas FinTech enseñan a usarlos. Aplicaciones que muestran cuánto gastamos al mes, herramientas que redondean automáticamente cada compra para ahorrar sin darnos cuenta, o sistemas que nos ayudan a planificar objetivos financieros son ejemplos de cómo la tecnología convierte la educación en una experiencia práctica y continua. Incluso muchas apps incluyen contenidos explicativos o simuladores que ayudan a comprender mejor los conceptos básicos de ahorro e inversión.
En el ámbito digital, la confianza lo es todo. Por eso, las soluciones FinTech han apostado desde el principio por incorporar tecnologías que garanticen la seguridad de cada transacción. El uso de blockchain, la verificación biométrica o la encriptación avanzada permite a los usuarios operar con total tranquilidad, sabiendo que sus datos y su dinero están protegidos.
Pero la seguridad también educa. A medida que los usuarios aprenden a proteger sus contraseñas, identificar webs seguras o comprender cómo funciona la verificación en dos pasos, se vuelven más conscientes de los riesgos y responsabilidades del entorno digital. Así, cada interacción tecnológica se convierte también en una oportunidad de aprendizaje sobre la gestión segura del dinero y la información.
El FinTech ha logrado algo que parecía imposible: hacer de las finanzas algo accesible y comprensible para todos. Las innovaciones tecnológicas como los asesores digitales automatizados o los sistemas de inversión guiada, permiten que cualquier persona, sin grandes conocimientos previos, pueda iniciarse en el ahorro y la inversión con acompañamiento y explicaciones claras.
Muchas plataformas ofrecen ejemplos visuales, análisis sencillos o incluso simuladores que muestran cómo evoluciona una inversión a lo largo del tiempo. Gracias a ello, los usuarios no solo operan, sino que aprenden haciendo, comprendiendo conceptos como la rentabilidad, el riesgo o la diversificación de forma natural. En definitiva, la tecnología convierte la educación financiera en un proceso cotidiano y accesible.
Vivimos en una sociedad que valora la rapidez, y el mundo financiero no es una excepción. Los consumidores buscan soluciones que se adapten a su ritmo de vida: ágiles, intuitivas y disponibles en cualquier momento. En este terreno, el FinTech ha marcado la diferencia.
Servicios como el “Buy Now Pay Later” (compra ahora, paga después), los monederos digitales o las aplicaciones de pagos instantáneos han cambiado la forma en la que gestionamos el dinero. Sin embargo, más allá de la comodidad, estos servicios enseñan de manera práctica a equilibrar el consumo con la responsabilidad. Al usar estas herramientas, los usuarios descubren la importancia de planificar sus gastos, evitar el sobreendeudamiento y comprender los plazos y condiciones de cada operación.
El crecimiento del sector FinTech ha venido acompañado de un marco regulatorio cada vez más claro y exigente. Normativas europeas como MiCA (sobre criptoactivos), DORA (sobre resiliencia digital) o la PSD3 (sobre servicios de pago) buscan garantizar que las innovaciones financieras sean seguras, transparentes y beneficiosas para los consumidores.
Lejos de ver la regulación como un obstáculo, las empresas FinTech la asumen como una oportunidad para generar confianza y educar al usuario. Al explicar de forma sencilla cómo protegen los datos o qué garantías existen en cada transacción, contribuyen a que las personas comprendan mejor el entorno financiero en el que operan y valoren la importancia de la supervisión y la transparencia.